Hola gentecilla
Aunque parezca increíble, en esta ciudad hay vida, y ha salido toda junta a la calle con el sol. Llevamos dos días a más de 25ºC, los cuales hemos invertido prácticamente en la calle, bien sea tomando cervezas en las múltiples terrazas instaladas con la llegada definitiva (o eso parece) del buen tiempo, o simplemente paseando por la ciudad.
Este semana hay algo así como un festival de Jazz en la ciudad, y hay un escenario instalado en las gradas del río, donde antes de ayer echamos la tarde al sol, y ayer fuimos con el objetivo de repetir plan, pero había un tipo que tocaba la guitarra francamente mal, y no habíamos comprado nada de beber, con lo cual nos fuimos a una terraza a ver pasar gente, y es que parece a los lituanos les han entrado las ganas de vivir de repente. En serio que parece otra ciudad, ya no comparada con el invierno a -30ºC, mismamente la semana pasada había unos 15 y de vez en cuando lloviznaba, y esto seguía pareciendo una ciudad fantasma.
En la última entrada os hablé de Eric, el chico taiwanés que cargado con todo el equipo, realizó el Free Tour de Riga con nosotros, pues hoy su viaje le traía a Kaunas, y tal como prometió, nos avisó que venía. Así que, tras salir anoche, esta mañana hemos madrugado y hemos ido en su búsqueda a la estación del tren, pero nos ha tocado correr tras él porque gracias al autobús hemos llegado un poco tarde a la cita y él ya había echado a andar. Le hemos mostrado lo más importante de la ciudad, como Laisves Aleja, Zalgirio Arena, los parques que hay entre los ríos por la zona del castillo, siempre intentando contarle un poco acerca de lo que íbamos viendo, y es que, nos hemos dado cuenta que a lo tonto, sabemos bastante de la ciudad.
Hemos comido un bocata de tortilla de patatas (que hábilmente decidimos hacer anoche para ir más relajados hoy) y unas cervezas sentados en el césped del parque del castillo, disfrutando el sol, el buen tiempo y las vistas. ¿Quién me iba a decir a mí que comería tortilla española con un taiwanés en Lituania? El muchacho no hablaba demasiado, pero la comunicación era fluida y escuchaba con atención hasta la más mínima gilipollez que decíamos (lo cual no es nada infrecuente en nosotros)
Tras disfrutar la mañana y la primera parte de la tarde, ahora toca echar un rato con los libros y seguir disfrutando del buen tiempo en la noche (por fin sin chaquetón) y a ver si tenemos suerte de ver algo del Festival de Jazz.
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