domingo, 29 de enero de 2012

Vuelvo a Kaunas (Parte II)

Ayer nos quedamos en que me iba a dormir después de ver el partido del Madrid. Por cierto, no os imagináis la cara de poker que tenía hoy la gente de Barcelona tras quedarse a 7 puntos en la Liga...
Bueno, a lo que vamos. Hoy me he levantado, he desayunado y me he ido al aeropuerto. Tras un buen rato de espera, en el que le he hecho la carioca al que envuelve las maletas para que me pesase mi equipaje por la cara (ya que los cabrones del aeropuerto no tenían una maldita báscula encendida) he facturado el maletón grande y he pasado el arco de seguridad teniéndome que quitar todo menos los pantalones y la camiseta (aunque tampoco hubiera sido un problema para mí, ya sabéis)

En el avión todo ha transcurrido dentro de la normalidad en Ryanair: asientos pequeños, gente intentando venderte cosas... lo típico. Viajaba con nosotros el FK Ekranas, equipo de la ciudad de Panevezys (la ciudad donde jugo España la primera fase del Eurobasket) el cual milita en la 1ª División lituana. A mi lado ha tocado esta vez una chica, que si bien no era un Hummer, tampoco es que se clarease. Todo indicaba que se había pegado su última noche en Barcelona de farra, sobre todo el olor a alcohol que desprendía y había intentado disimular con medio bote de colonia barata. Al bajar del avión, ya en Vilnius todo estaba lleno de nieve (por fin, coño. Uno de los motivos por el que me vine aquí era por el frío y la nieve y hasta ahora este país me ha estado puteando de lo lindo)  y una temperatura cercana a -15ºC. Para llegar a Kaunas tenía que tomar dos trenes, uno desde el aeropuerto a Vilnius y otro de Vilnius a Kaunas. Una cosa normal, pensaréis, y yo también lo pensaba hasta que he descubierto que entre que llegaba un tren y salía el otro había dos minutos de diferencia, así que he tenido que salir como alma que lleva el diablo cargado de equipajes para llegar a la otra vía a través de unos túneles. Una vez en el tren con destino Kaunas, me han cobrado el billete, con un suplemento por pagar a bordo. ¿Cómo coño quieren que vaya a la estación, compre el billete y vuelva a las vías en 2 minutos? No es que haya sido una gran cantidad, pero es de listos cuanto menos. Durante el trayecto, llamada de rigor a mami para decirle que todo estaba bien y un mensaje a cierta amiga mía que se cabrea porque nunca la menciono en el blog.

Al llegar a Kaunas, todo lo que era nieve virgen e inmaculada en los aledaños de las vías del tren, aquí es hielo pisado por todo el mundo, el cual te puede jugar alguna mala pasada. A mí aún no me la ha liado, y toco madera. Los agujeros, socavones y rajas de las aceras ahora están cubiertas por la nieve y se convierten en trampas mortales invisibles. Conforme me dirigía a la parada del bus me ha llamado Jose, que ya lleva aquí unos días, y ha aparecido con toda nuestra pandilla kauniana, dándome un alegrón de tres pares de cojones, porque mira que los he echado de menos.

Tras un rato en la parada, donde hemos hecho un nuevo amigo lituano que, para variar, nos ha preguntado qué cojones hacemos aquí que esto es una mierda, ha llegado nuestro bus. Hemos llegado a la resi y... ¡la puerta de nuestra habitación estaba abierta! Nos hemos quedado un poco picuetos, hasta que ha aparecido Magda por la puerta del otro cuarto de nuestra habitación. Magda es una chica polaca que ya vivió aquí el año pasado con Coki y Zazu, a la cual conocimos hace un par de meses un día que se decidió a visitar a la gente de la resi y ahora viene para hacer prácticas o algo así. Así que, contamos con una nueva compañera durante al menos los próximos dos meses.

Sin más, hasta la próxima entrega, que supongo que será después de deshacer las maletas y todo eso, porque ahora no tengo ganas.

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