miércoles, 19 de octubre de 2011

Inauguración del primer curso

El viernes pasado, sin comerlo ni beberlo, como estudiantes Erasmus que somos, nos tocó comernos un pequeño tostón. Todo empezó con un mail de la coordinadora que nos "invitaba" a asistir a un evento de inauguración del primer curso para estudiantes extranjeros. Os diréis ¿pero qué coño? si tú tienes más años que el hilo negro. Os lo voy a explicar. Resulta que ahora, con todo esto de la innovación europea y esas chorradas que nos quieren vender día tras día (gracias a las cuales, países como Lituania, Estonia y esta gente se quedan las subvenciones que antes daban a España, pero claro, no íbamos a vivir toda la vida de la caridad de los países ricos que hacen las cosas como deben) puedes empezar
(y hacerla entera si quieres, pero no sé yo cómo de valorados estarán los médicos lituanos...) la carrera fuera del país. Así que, aquí nos hemos encontrado con al menos 30 chavales españoles que han empezado medicina, y 4 chicas suecas que hacen veterinaria. El caso es que la ceremonia era para ellos, y a los Erasmus, por extensión, nos tocó asistir.

Nos recogió una furgo enfrente de la facultad para transportarnos hacia la facultad de medicina, cuya ubicación ya conocíamos gracias a nuestra aventura en el hospital (están en el mismo sitio) El conductor se parecía a Heihachi Mishima (personaje del videojuego Tekken, para los profanos) y tras un camino bastante corto (durante el cual descubrimos otro super en el barrio) llegamos allí.
Había una señora guardando los abrigos, la tónica habitual en este país. Aunque no os lo creáis, en casi todos los garitos hay guardarropa, y es gratis (aprended miserables empresarios de la noche españoles, si llevamos abrigo en invierno no es por diversión, cabrones)  Tras depositar allí nuestra ropa, pasamos a un aula magna bastante espaciosa, en la cual las bancadas no estaban sujetas al suelo, lo que hacía que te llevases 5 ó 6 asientos al levantarte. En las paredes se podían ver los típicos cuadros con los retratos de los decanos, la mayoría de una factura bastante pobre, con poses en las que daba la impresión de que te iban a timar fijo.
Tras los discursos de varias personas, salió un tipo, coordinador de no recuerdo qué, que fue haciendo levantarse uno por uno a todo el equipo de relaciones internacionales (Jurgita incluida) y contándonos su vida. En esto, que a una de las del equipo, que estaba tremendamente buena, por cierto, cuando se levantó y se sentó le dijo que por favor se pusiese en pie de nuevo, a lo cual, todos los hombres (y es posible que alguna chica también) comenzamos a jalear y el tipo se echó a reír y dijo: "No le he dicho que se levante de nuevo porque esté buena, que lo está, si no porque blablabla..."
Tras la ronda de discursos vino un baile tradicional lituano, bastante agradable de ver. Después, nos hicieron subir a recoger unos regalos. Lo típico, una taza (que usaré para poner lápices, ya que yo desayuno en tazón) boli y cuaderno de notas. A los estudiantes de primer curso les hicieron subir  uno por uno con una foto suya y su nombre de fondo (era un descojone ver cómo los llamaban con acento lituano) mientras que los Erasmus subimos en una discreta fila. Pudimos comprobar que hay un montón de estudiantes procedentes de la India y unos cuantos coreanos. Bueno, entre los que decían ser británicos, había otro capazo de chicos con ascendencia india. Cuando acabó todo este jaleo de sube, baja, da la mano y demás, salió el coro de la universidad. Comenzaron cantando algo en lituano que daba un miedo de la hostia, parecía sacado de algún juego tipo Diablo II o algo así. Siguieron con una versión coral (al más puro estilo Glee) de "Blackbird" de los Beatles, que me gustó muchísimo. Y como colofón, el celebérrimo e imprescindible "Gaudeamus"

A la salida, unas mesas con tentempiés, bastante buenos a la par que escasos y zumos variados (ni un miserable quinto, ya les vale) Y una banda de música en directo que seguía tocando música lituana. Tenía un cierto aire a folklore escocés o irlandés, daban ganas de subirse a la mesa a bailar en plan Hobbits, pero nos contuvimos. Cuando se disolvió el asunto, nuestra amiga Anna (una chica polaca que estudia veterinaria con nosotros y vive por la zona) nos indicó cómo volver, así que cogimos el primer autobús que vimos que pasaba por nuestra calle. Pero claro, la calle de la parada tiene como 3km, y paraba en la otra punta, así que seguimos montados esperando que diera la vuelta, lo cual nunca ocurrió. Cuando estábamos a tomar por culo de la residencia, decidimos bajarnos y emprender una nueva aventura, la cual duró más bien poco porque nos encontramos con el omnipresente Minibus 30 (en serio, está en todos los putos sitios de la ciudad, si alguno venís, lo comprobaréis)

Después del tostón en líneas generales que fue la inauguración (habló demasiada gente para no decirnos nada) el finde fue bastante bueno, con salidas nocturnas, partidas de bolos y esas cosas que se hacen en Akropolis (¿dónde si no?) Incluso he jugado al basket 3x3 con chavales lituano (Capi, por supuesto con mi camiseta de T-Mac). No son tan buenos como esperaba, la verdad. Uno de los partidos nos lo ganaron única y exclusivamente porque tenían un pívot de 2 metros por lo menos, que le sacaba una cabeza a Sigis. El otro era peleón, y el base simplemente conseguía hacerte el lío si te cogía por velocidad, pero si le defendía fuerte un par de pasos atrás se cagaba. Mañana hay algo parecido a una reunión de deportes para Erasmus, y os contaré si por fin encuentro mi ansiado equipo de Rugby en Lituania, que yo necesito actividad física

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