lunes, 26 de septiembre de 2011

El Minibus 30

En primer lugar, estrenamos apariencia del blog, ya que la anterior se hacía demasiado pesada para leer y molestaba a la vista. Espero que esta sea de su agrado, Señorita Fuentes.
Sin más dilación, pasemos al tema que nos ocupa hoy

Imaginad por un momento que vais andando por la calle y un furgón amarillo se aproxima a vosotros a toda velocidad, da un volantazo y para justo a vuestra altura. Como mínimo pensáis que van a bajarse cuatro armarios armados con Kalashnikovs y decís adiós a vuestro hígado, riñones y todos los órganos susceptibles de ser vendidos en el mercado negro...

Pero no, en Lituania no es así. Es un Minibus, bueno algo así. Os cuento:
Se trata por lo general de Mercedes Sprinter o Ford Transit amarillas con los cristales tintados y un gran rótulo con un número 30 en la parte delantera. Por 2.50 Litas, o lo que es lo mismo, 0.72 €uros te llevan rápidamente a cualquier punto de su recorrido, que son las partes más importantes de la ciudad. Llega hasta la calle de nuestro supermercado de confianza, SILAS, y lo usamos para bajar a AKROPOLIS y el centro de la ciudad.
La forma de cogerlo es como un Taxi patera, tú le echas el alto y para como sea y donde sea, cambia de carril, adelanta, frena... lo que sea por no perder un cliente.Puedes pararlo donde quieras, tanto para subir como para bajar. Cuando subes, por la puerta del copiloto hay una escalera como en un autobús corriente, al lado va el conductor protegido por una estructura de tubos y tiene toda índole de aparatos electrónicos colocados, una emisora como las de los taxis, una calculadora Casio puenteada a la radio para no usar pilas, un extintor que a saber cuándo se retimbró...
El resto del minibus no es menos pintoresco: el suelo tiene goma como la de los ascensores, y los asientos normales de la furgoneta han sido arrancados para atornillar en su lugar unas 14 banquetas con respaldo para los viajeros. Hay alguno nuevo con la suficiente altura para entrar de pie, pero la mayoría has de entrar doblado para no abrirte la cabeza en el techo. La gente sube, paga y se sienta. O a veces pasa, se sienta, y va pasando el dinero de mano en mano hasta el conductor, el cual, imprime el billete que hay que hacer llegar al viajero en cuestión. Muchas veces, no buscas tu asiento, mientras intentas pagar, el conductor acelera y caes en el primer banco libre, muy efectivo el reparto de pasajeros sin duda.
Otra característica a destacar es su escasa iluminación de noche, tienen la típica luz de lectura que traen los coches en el techo nada más entrar, con lo cual el resto del Minibus es como una caverna, sumado esto a los cristales tintados y la escasa iluminación urbana en determinadas zonas (como nuestro barrio). Tanto es así, que el otro día, tomamos uno para bajar al centro de noche, y Jose, confíado él, se dejó caer sobre un asiento nada más entrar, sólo para darse cuenta que bajo su trasero no había un asiento, ¡había una señora mayor lituana que lo aventó rápidamente hacia otro asiento!

1 comentario:

  1. Me recuerda al autobus nocturno de Harry Potter jeje Un besito!! María FR

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