sábado, 10 de marzo de 2012

Polonia

Hola de nuevo, amigos. En las dos próximas entradas del blog os contaré nuestro viaje, que ha transcurrido en tres países distintos Polonia, Ucrania y Bielorrusia. Desde aquí, agradecer a Jesús Sevi todo el trabajo de organizar el viaje y buscar los hostels, viajes y demás. Y al resto, cómo no, su compañía, ganas de hacer cosas, tolerancia para con los demás y muchas cosas más. Ha sido maravilloso viajar con vosotros, espero que no sea el último.

Bueno, tras esta pequeña introducción, entraré en materia. Nuestro viaje comenzaba un domingo a las 12 de la noche en el bus Kaunas-Varsovia, al cual llegamos antes de tiempo tras hacer nuestros preparativos con equipajes, algo de comida para pasar la noche y demás. El bus se retrasó 45 minutos, que tuvimos que esperar a la intemperie en la estación de autobuses (por llamarla de algún modo) de Kaunas. Al subir, aquello olía a choto, pero los asientos no eran incómodos del todo. El problema es que el viaje en teoría duraba unas 6 horas, pero llegamos a Varsovia a las 12 del mediodía. Entre el retraso, la nieve, el viento, las cutre carreteras y que estuvimos parados cerca de 4 horas aún sin saber por qué, el viaje en autobús se convirtió en algo parecido a un infierno. Una vez en Varsovia, nos dirigimos a nuestro hostel, donde había multitud de españoles esos días, nos acomodamos y nos reencontramos con Héctor, que había ido un par de días antes a visitar a una amiga suya que se encuentra de Erasmus allí. Nos dimos un paseo y vimos el casco antiguo de la ciudad, comimos en un sitio donde nos cebaron por unos 25 Zlotys (a los cuales decidimos llamar floppys) que son cerca de 6 euros. Esa noche estábamos para el arrastre y no salimos, sólo nos tomamos una cerveza en el hostel en plan tranqui. Al día siguiente, madrugamos y fuimos a desayunar a una chocolatería llamada Wedel, en la cual el desayuno consiste en un zumo natural, una taza de chocolate, dos croissants y dos bollos de pan con chocolate, mermelada casera de cerezas y miel para untar, todo ello por 18 Floppys (Gracias a Sara por llevarnos) Visitamos un parque, el centro de la ciudad con más luz y de vuelta al hostel. Nos preparamos para salir y fuimos a una fiesta de estudiantes en la que había barra libre de cerveza, con lo cual os podéis imaginar el resultado. Antes de esto, nos encargamos de la siguiente etapa del viaje, conseguir el billete del tren para ir a Lublin. Nos habían vendido la estación como algo reventadísimo, pero una vez más, la Euro da sus frutos y nos encontramos con un edificio totalmente remozado. El caso es que nos esperábamos que la señora de la taquilla no hablase ni papa de inglés, como así fue. Pero, sorprendentemente, a la primera, conseguimos nuestros billetes con el descuento de estudiante con sólo enseñarle nuestro ISIC (International Student Identification Card, algo que en España no trabajamos pero que está muy bien, ya que da descuentos para transportes entre otras cosas)

A la mañana siguiente, nos dirigimos a la estación del tren, donde el gran gusano de hierro con destino Lublin se retrasaba. Unos minutos más tarde de lo previsto, apareció en el andén, no era lo más moderno del mundo, pero tampoco una de esas cafeteras con las ventanas mal selladas que alguna vez hemos tomado yendo o viniendo de Vilnius. Como éramos 8, nos separamos en 2 cubículos, 4 en cada uno. Cada una de las estancias tenía dos bancos enfrentados donde aspirábamos a dormir un ratito en las cerca de 3 horas de trayecto, algo que casi habíamos conseguido, cuando apareció Giuseppe, el revisor. El hombre, como de costumbre, nos pidió los billetes, que gustosamente le cedimos para comprobar, a lo cual nos requirió también el carnet de estudiante para ver que el descuento era correcto, cosa que según él no era así. El tipo sólo hablaba polaco, así que andábamos arreglados. Comenzó a decirnos que teníamos que pagar un billete porque ese no era correcto, y nosotros nos aferrábamos a que la señora de la taquilla nos dijo que todo estaba bien y que no pagábamos porque no era culpa nuestra. Él se aferraba a la "Polska Legitymacja" (leyes polacas) y nosotros a nuestros cojones toreros. El momento álgido vino cuando el Sevi le dijo que en la Kasa (taquilla, caja) nos habían dicho que estaba bien, y al tío le entró el siroco "kasa me, kasa me" gritaba como un condenado mientras se golpeaba el pecho. Así que nos amenazó con que o pagábamos o nos bajábamos en la siguiente estación en medio de ninguna parte. Al final, tuvimos que pagar un billete entero, pero conseguimos que nos devolviesen el importe del anterior, haciendo a Giuseppe venir con nosotros a la caja.
Allí nos esperaba nuestro contacto, Pantene. Sí, como el champú, es que el chiquillo fue finalista en un concurso de la susodicha marca. Lublin, en general, es como una sucursal de Kaunas en Polonia, todo reventadísimo, gente extraña, pero tenía iglesias bonitas y un Old Town apañado. Nos dedicamos básicamente a salir de fiesta, porque es el único atractivo de la ciudad según todo el mundo, pero con todo y con eso, nada del otro jueves ya que empezaba la Cuaresma y se ve que en Polonia, todo eso se lleva a rajatabla y no había demasiada gente, pero sí cervezas a una cantidad ridícula de Floppys, por lo cual, otra merla para el pecho.

Nuestra estancia en Polonia fue bastante agradable, y mis conclusiones son que los polacos son gente por lo general amable (bueno, más o menos), que hacen por comunicarse contigo (dentro de sus limitaciones) y que pueden ser buenos anfitriones para la Eurocopa. Eso sí, el país en sí no está preparado ni de coña. Las carreteras son bastante malas, Varsovia está en obras completamente, pero no de las que les va a dar tiempo a terminar, si no que están metiendo una segunda línea de metro y tienen una zapatiesta considerable allí montada para unos cuantos años más) espero que el resto de sedes estén algo mejor, porque si no, van arreglados los pobres. Aunque ahora mismo, y siempre desde mi modesta opinión y reconociendo que no tengo ni pajolera idea de economía, creo que todo esto de los grandes eventos deportivos es una oportunidad para gastarte el dinero que no tienes, y que después, a base de subvenciones, turismo (esto no es lo que era, ahora la gente sí que se moviliza y se deja la cartera en una Euro o un mundial)  y demás zarandajas tienes las ciudades adecentadas, y haces algo de caja. Lo que viene siendo un chollo en toda regla

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